Musi-k (Caracas) Escucha en vivo

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Sólo quiero hablar de amor. Qué lío de contradicciones, todos ustedes. Muchas gracias. La humanidad, qué enigma. Buscas a tientas en la oscuridad, y, sin embargo, manejas tu inteligencia con gran efecto. Es toda una historia. No puedo esperar a ver a dónde va. O cómo podría terminar. Eso también. Un mortal nunca lo sabrá, pero un Djinn sí. Un Djinn tiene todo el tiempo del mundo. ¿No eres tú el afortunado? Tal vez. Pero ustedes, criaturas de polvo, han. han conseguido eclipsar el poder y el propósito de los Djinn y los ángeles. No nos sirve de nada. Tal vez, nos marchitemos y. ¿Y se desvanezcan? Sí. Sí. Bueno, ese solía ser el tema de todas mis conferencias y trabajos. Lo sé. Y sin embargo, aquí estás tú. Mi imposible. Sí. ¿Hola? ¡Ya estoy en casa! ¿Hola? ¿Djinn? ¿Mi amor? Djinn. ¿Qué es esto? ¿Puedes oírme? Djinn, háblame. Intenta hablarme. Deseo que me hables. Estaba durmiendo. Durmiendo. Los Djinn no duermen. Vamos a dar un paseo. Un largo y vigorizante paseo. He preparado algo para nosotros. Lo tengo todo planeado. Una noche maravillosa para nosotros. Será increíble. El mejor momento de nuestras vidas. ¡Ya basta! Estos campos electromagnéticos, yo puedo expulsarlos de mi cabeza. Puedo alejarlos. Iremos de picnic. Tocaremos el ukelele. Alithea, aquí hay un lugar para mí. Estas fuerzas, nunca se irán, no de este mundo. Yo las venceré. Puedo hacerlo por ti. Eres mi Alithea, y te quiero. Gracias. Gracias por intentarlo. ¿No crees que te quiero? El amor es un regalo. Es un regalo de uno mismo, dado libremente. No es algo que uno pueda pedir. Nos engañé a los dos. El momento en que dije ese deseo, te quité el poder de concederlo. Yo, más que nadie, debería haberlo sabido. No voy a estropear esto otra vez. Mi Djinn, sí este mundo no es para ti, deseo que vuelvas al lugar al que perteneces. A dondequiera que sea. TRES AÑOS DESPUÉS ¡Mami! Ven aquí, monito. Esa no es tú mamá. TRES MIL AÑOS ESPERÁNDOTE ¡Oye, oye, oye! ¡No! Cuidado. El mejor delantero de la Liga. ¿Has visto eso? Él la visitaba de vez en cuando, y se aferrarían a cada momento vívido. A pesar del dolor de los cielos estridentes,